viernes, 26 de marzo de 2010

Un día con su sombra

Cómo fue encontrarte, pienso me digo fumo. Cómo fue caer cuando ya el aire estuvo limpio y era otra la pupila inmensa que nos llevaba. Cómo encontré, del mismo modo que se encuentra uno un día con su sombra, ese aire digo, rayuela, humo, muerte de verdad de muerte seria y ya por eso avecinada contra cada gesto, vecina de mi paso de tu paso que se cruzaron. Y fue entonces que estábamos distraídos.

sábado, 6 de marzo de 2010

Y no es tu nombre

Cómo recorro esa palabra, la voy modelando en la garganta y raspa y mi lengua (ah ese reptil, esa rosa coagulada) comienza a bordearla, a enlisarle la forma redondeándola; y de todos modos es un animalito esa palabra, una figura bordeando lo que nombra cayendo en lo que dice desesperada de sí misma; y la levanto con la punta de la lengua (ah ese falo de cabeza aplastada) la llevo en andas la agujereo la hago gozar y sangra y camina ya en mi voz, con el eco de todo lo no dicho y por el que ella nace; debí decir esta palabra y no la eternidad cuando dije esta palabra y no la eternidad, cuando lamí esta palabra, su muerte traducida una vez expulsada de mi garganta hacia el aire, con su aire, con la imagen de sí mirándose en el horror de decirse y saberse y morir casi instantáneamente como mueren el amor y los animales de la infancia. Y ya retorna de su verbo o su raíz y comienza a despegarse a decirse y el gusto de almendra y la pesadilla de lo no dicho también comienzan a decirse, como un niño que mira la herida de la rosa como la madre que mira su rosa herida como la rosa abriéndose como una herida en la tarde Y está dicha y se estrella y no es tu nombre.